Todo empezó bastante antes de lo que podamos creer. La idea de crear nuestra propia empresa era una conversación que había surgido en varias cenas, con unas copas de vino y muchas risas de por medio.
Cuando realmente nos planteamos la posibilidad de crear algo real, no teníamos medios, pero nos gusta pensar que con ganas, ilusión y esfuerzo no hay nada que no se pueda conseguir.
Así que empezamos, en el garaje de nuestra casa, con una libreta llena de ideas plasmadas en dibujos, con nuestras manos y con un millón de sueños por delante.